viernes, 12 de junio de 2009

DAREDEVIL - DE SUPERHÉROE INVIDENTE A SUPERGAFE INVIDENTE

La Casa de las Ideas renovó el género superheroíco hace ya bastantes años, imprimiendo una mayor importancia a la vida cotidiana de sus superhéroes que a la de sus hazañas.
Ahí están como ejemplo las penalidades económicas y estudiantiles de Spiderman, los problemas familiares en Los 4 Fantásticos, o el día a día del superhéroe ciego más famoso del papel.
Y es que hay un antes y un después en la etapa comiquera de Daredevil, sus inicios, con John Romita a los lápices, que si bien cansaba con chistecitos al estilo de Spidey cuando peleaba con el villano de turno, sí es cierto que se comenzaba a vislumbrar de fondo un potencial, que hasta la llegada de Frank Miller, no se supo explotar como es debido.
Y es que el diablo de la Cocina del Infierno renació tras Born Again, y dió una pauta sobre cómo debía tratarse a este personaje. No obstante, los intentos por estirar las historias escritas por Miller, cerca estuvieron de enviar al bueno de Murdock de funcionario a la Once.
Por suerte, se creó la linea Marvel Knights, y se decidió comenzar con Daredevil, dotándole de una espectación añadida, al comenzar guionizado por el sobrevalorado Kevin Smith. Y es que si se le puede reprochar algo al primer guión escrito por Smith es su intento por crear una historia llena de giros argumentales, que en ciertos momentos acababa tanto enganchando como agotando.
No obstante, este inicio, efectivo aunque algo vacío, sirvió para poner al personaje en la parrilla de salida, de la que en mi modesta opinión, esta siendo una de las mejores épocas que ha vivido en mucho tiempo. ¿El truco? Sencillo, aquí Daredevil cae en un segundo plano, en primer plano está Matt Murdock. Su alter-ego es más una lacra y una adicción, que una necesidad heroíca de ponerse unas mallas y empezar a pegar botes por ahí.
Y la fórmula funciona, y funciona de maravilla. Los guiones son geniales, es más, si harían una serie de televisión de Daredevil, sólo necesitarían seguir los cómics viñeta a viñeta para conseguir un producto a la altura de "Los Soprano" o "The Wire".
Y es que en esta etapa, no importa demasiado el villano de turno, importa muy mucho el día a día del abogado ciego, su lucha por intentar llevar una vida normal, que choca constantemente con su necesidad de controlar un barrio que se descontrola a menudo. Importa la maldición que conlleva tener una relación sentimental con él, pues aunque no está probado al 100%, practicamente toda la ciudad sospecha que Murdock y Daredevil son la misma persona, y por tanto, todo su entorno siempre está en el punto de mira del malnacido que quiere jorobarle el día al personaje.
La serie ha ganado en realismo, no sólo en los guiones, también en el dibujo. Cada cómic es una auténtica gozada, pasamos desde Joe Quesada, David Rose o Alex Maleev, que sentó precedentes. Y en los guiones, bueno, Kevin Smith quedó en una simple anécdota, porque llegó Brian Michael Bendis y se lo zampó con patatas, y si el tema parecía insuperable llegó Ed Brubaker, y entonces todos sonreímos de oreja a oreja, porque si bien nos puede parecer que Murdok es un poco gafe (pocas o ninguna alegría tiene este hombre), si es cierto que el círculo de penurias que lo rodean, están escritas con ese toque de "realismo negro", que enganchan al lector desde la primera viñeta.

Esta crítica la escribe uno que nunca fue gran seguidor de "El hombre sin miedo", pero que ahora me he convertido en su "Dan Defensor", aunque habría que cambiarle la coletilla por la de "El hombre sin suerte". ¿No les parece?


por Daijan.
******** (sobre 10)

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